Hace unos días mientras caminaba de regreso a casa y pensaba en una situación que me había sucedido hace no mucho, tenía la mente llena de cosas y razones por las que estaba hasta cierto punto "estancada", me detuve a comprar algo y mientras hacía mis compras llego de forma sorpresiva una persona que me dijo unas pocas palabras que al principio me parecieron sin sentido, conforme fui avanzando en mi camino y tratando de entender lo que me habían dicho me di cuenta que me estaba pasando como la historia del perro y su rabito, se pasaba todo el tiempo tratando de alcanzarlo porque decía que cuando la alcanzara, alcanzaría la felicidad, sin darse cuenta que la felicidad estaba con el todo el tiempo, yo, estaba buscando una respuesta que tuve conmigo todo el tiempo.
Esta vez recibí una palabras que hicieron cimbrar y moverse muchas cosas dentro de mi, pero fue suficiente para poder relajarme y entender que a veces nosotros hacemos los problemas más grandes de lo que en realidad son, que de todo tenemos que aprender y que indudablemente a cada una de nuestras acciones le siguen una o muchas reacciones, buenas o malas. Hoy mientras venía hacia mi trabajo encontré a esa persona de las palabras innesperadas y me dio mucho gusto verlo y escuchar de su voz que mis ojos brillaban de nuevo, y me siento así, que mis ojos y mi vida están ahora dirigidos hacía una nueva dirección y a nuevos objetivos. ñ_ñ
Pd. El supermercado es un gran lugar para aprender lecciones. ¡je!